Recomendaciones para proteger a los más pequeños:
Los bebés menores de seis meses nunca deben ser expuestos directamente al sol en exposiciones prolongadas. No pasa nada si lo llevan en brazos o en el cochecito y le da el sol unos minutos. La barrera cutánea es muy inmadura y su piel es hasta 10 veces más fina que la del adulto.

Todavía no es capaz de regular bien la temperatura y resulta más propensa a alergias e irritaciones. La sombra y la ropa son los mejores protectores solares.

A partir de los 6 meses pueden usar filtros de protección solar en exposiciones prolongadas (más de 20-30 minutos), si van al campo, a la playa o a la piscina. Tienen una piel muy sensible y hay que evitar el efecto dañino que puede provocar el sol. Usar fotoprotector aunque estén debajo de la sombrilla.

Un protector SPF 50, podemos soportar una cantidad de radiación 50 veces superior que en condiciones normales, sin protector solar. En los niños se recomienda que el filtro tenga por lo menos un SPF 50 o superior.

Por los constantes juegos en el agua y fuera de ella de los más pequeños, es necesario que el fotoprotector infantil sea resistente al agua ya que garantiza que la protección se mantenga al menos durante los siguientes 40 minutos, tras un baño en la piscina o en el mar (los llamados «waterproof», protegen el doble de tiempo) y resistentes al sudor y a los roces. No debemos olvidarnos de aplicarlos en zonas delicadas como labios, cuello, orejas y dorso de los pies.

La capacidad de regulación corporal de un niño de menos de tres años es limitada y por ello, al exponerlo al sol podría sufrir un golpe de calor. Esto puede ocurrir incluso aunque el niño lleve crema solar, pues esta protege de los efectos nocivos del sol, pero no combate el calor, por eso deben mantenerse bien hidratados aumentando la ingestión de líquidos aunque no tengan sed.
Farmacia Juan de la Cierva | Farmacia Arganda